Saludos Pinitonuevo!!!
Le tengo noticias, si aún tiene malestares en su estómago, no hay nada ni nadie que pueda contrarestar lo que mi Padre Bendito pueda hacer por usted y en éste punto le comento que efectivamente la brujería se basa en el culto oculto a la naturaleza y todo lo que provenga de ella, en espíritu y materia; sin embargo, todo absolutamente todo ha sido creado por nuestro Padre y solamente Él sabe cómo contrarrestarlo.
Y para ir directamente al punto, le haré 2 sencillas preguntas:
Primera: ¿Cree usted en algún tipo de inteligencia superior?, ya sea Padre, Dios, El Supremo, Alfa y Omega, Jehová, etc...
Segunda: ¿Confiaría en lo que yo le diera como remedio, aún cuando se tratara de uno muy sencillo?
Si en ambos casos la respuesta es si, podría darle una receta (que por razones evidentes enviaría su correo electrónico, porque las recetas no son para todos los que padecen situaciones y enfermedades parecidas, ya que los motivos y las causas son diferentes) para su alivio, y con ello se daría cuenta que nada ni nadie está por encima de mi Padre...Es una ayuda que podría prestarle si usted así lo desea.
Pero en éste tema la importancia radica no en el verbo sino en el sujeto, de esta forma desde los inicios del hombre en la tierra, las sociedades primitivas se encontraban organizadas en matriarcados, en donde la mujer, casi siempre la mayor del grupo, desempeñaba un papel múltiple de vital importancia para la sobrevivencia del clan, era la sacerdotiza conocedora de la historia transmitida por sus ancestros acerca de la creación, bruja conocedora de potajes y brebajes, curandera conocedora de las propiedades de las plantas y hierbas, partera conocedora del inicio de la vida, del nacimiento y la llamada siempre a la hora de partir al mundo de los muertos, ... cuyas artes las heredaba a su estirpe, dependiendo de las cualidades que ella misma encontraba en sus propia descendencia.
Visto de esta manera, el poder de "ellas" radicaba en el conocimiento de lo desconocido, en la videncia del "mundo invisible", en el contacto con el "más allá", en pocas palabras, en la forma como interactuaban con el Mundo de los Muertos y los espíritus.
Veamos lo que cuentan los grandes historiadores antiguos.
Hesíodo en su Teogonía (probablemente del siglo VII A.C.) en la que da a conocer la genealogía de los dioses griegos y sus descendientes; habla de Hécate a quien define como una mujer mítica, nieta de Urano (Dios del Cielo) e hija de Perses y Asteria (descendientes de Titanes) y a quien Zeus honró entregándole espléndidos regalos: el destino de dominar la Tierra y el Mar estéril; por ello y al ser unigénita (de madre) se le honra en el cielo, el mar y la tierra.
Así, al que ella quiere le asiste y le ayuda; puede conceder abundancia o quitarla a quien le parece segura, si así lo desea; puede acrecentar o disminuir los bienes terrenales si así lo quiere su corazón; por ello gozaba de gran respeto de entre los Inmortales.
Lo anterior lo describe Hesíodo, sin embargo, no se conoce el cuándo ni el cómo el respeto de otras deidades se transformó en temor y terror, tornándose en interlocutora de las brujas y patrona de las artes mágicas. Solamente se sabe que en la época helenística, en Egipto, Hécate presidía las ceremonias funerarias y el reino de ultratumba.
En la novela de Apuleyo llamada Las Metamorfosis y conocida con el nombre de El Asno de Oro, escrita en el siglo II D.C., nos hace una descripción de la Diosa, en primera persona, cuando el protagonista, Lucio, la invoca para remediar el mal que lo aqueja: "... conmovida por tus súplicas, como madre de la naturaleza que soy, señora de los elementos primeros, origen de las generaciones, reina de los dioses, la más alta de las deidades, la encarnación única entre dioses y diosas y que tiene poder sobre la luminosidad del cielo, sobre las olas salobres del mar, y sobre el silencio de los infiernos: la única divinidad venerada en todo el orbe bajo diferentes formas, ritos y nombres: los frigios que pretenden ser los hombres de más antigua ascendencia, me llaman Pressinuncia, madre de los Dioses; los antiguos áticos, Minerva de Creops; los de la isla de Chipre, Venus Pafia; los arqueros cretenses, Diana Dictina; los trilingües sicilianos, Proserpina Estigia; para los de Eleusis soy la antigua diosa Ceres; otros me llaman Juno, o Bellona, o Hécate, o Ramnusia; los que reciben los primeros rayos del sol al amanacer, los Etiopes y Egipcios -de tan antigua ciencia- son los que me rinden el culto que me es propio y me llaman por mi verdadero nombre Isis..."
Esta es la primera parte de varios posteos, si me lo permiten continuaré.

Ashé,
